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Autor: Iskandar Rementeria
Edita: Museo Oteiza y Azkuna Zentroa en colaboración con la Delegación de Navarra del Colegio de Arquitectos Vasco Navarro y el Ayuntamiento de Egués, 2017.
590 páginas.
PVP: 23 euros
En 1988, el alcalde de Bilbao José María Gorordo invitó al escultor Oteiza a participar en un proyecto de reutilización de la antigua Alhóndiga y el solar del Colegio Santiago Apóstol, uniéndose más tarde los arquitectos Juan Daniel Fullaondo y Francisco Javier Sáenz de Oiza para construir una gran “factoría de arte” que dinamizase cultural y económicamente la ciudad tras su proceso de desindustrialización. El proyecto, que tuvo un alto grado de conceptualización y desarrollo por parte de sus promotores, no fue finalmente edificado y las funciones que debía desempeñar quedaron insatisfechas. La publicación “Oteiza y el Centro Cultural Alhóndiga de Bilbao. Una interpretación estética”, recoge la investigación realizada por Iskandar Rementeria y analiza, no sólo el fracaso del proyecto desarrollado por Oteiza, Oiza y Fullaondo, sino también el del proyecto político del arte contemporáneo.
El proyecto de construcción del Centro Cultural para la villa de Bilbao en el antiguo edificio de la Alhóndiga marcó un antes y un después en la historia de la ciudad. Esta nueva publicación, editada por el Museo Oteiza y Azkuna Zentroa, en colaboración con la Delegación de Navarra del Colegio de Arquitectos Vasco Navarro y el Ayuntamiento de Egués, tiene la voluntad de erigirse en una herramienta crítica a partir de la cual poder repensar el papel que el arte y la cultura cumplen en nuestras ciudades y analizar el significado que pudo tener la creación de un nuevo centro que pretendía reactivar culturalmente Bilbao tras su proceso de desindustrialización y que expresa, de modo particular, el pensamiento estético de Oteiza en relación a la ciudad.
En este trabajo de investigación se muestra un gran interés en la interpretación de la diversa documentación que el proyecto no construido generó. Desde la perspectiva oteiciana, se vio necesario partir de una estética operativa que analizara el proceso de creación de estos proyectos de integración entre arte y arquitectura, que Oteiza pretendió llevar a cabo en la ciudad tras sus conclusiones experimentales en escultura. Durante su etapa experimental en el Laboratorio, Oteiza concretó una “Estética objetiva” mediante su “ecuación estética molecular”, desarrollada para comprender el comportamiento interno del arte, sus factores y operaciones fundamentales, que en la creación debían dar cuenta de una función emancipadora en “servicio humano”. Una Estética objetiva que rige la creación en el “laboratorio”, pero que el escultor también empleó como mecanismo de “interpretación estética” para estudiar, por ejemplo, la estatuaria megalítica americana, en su deseo de “comprender a los hombres que la fabricaron”.
Jorge Oteiza no habla de una aplicación de esta ecuación para proyectos de integración arte-arquitectura, pero sí recurre a una noción similar, la de “diseño estético”, entendido como operación lógica en la que “todo es funcional ya que ha perdido la lógica particular de las partes o factores que se combinan”. Oteiza relaciona esta definición con la de Walter Gropius, para quien el “diseño” abarca “cualquier cosa, desde un objeto hasta el trazado de una ciudad”. Definición que el escultor aceptó y amplió, con el fin de que la síntesis de ambas garantizara la función transformadora del arte en el ámbito urbano.
Para el autor de esta publicación, “la no-realización de este proyecto lo coloca en el limbo de los proyectos inconclusos, dotándole de una peculiar potencia simbólica para la memoria ya que, por un lado, mantiene la presencia de su pureza ideal en su ausencia y, por otro, suscita aún en la actualidad opiniones encontradas. Como acontecimiento, constituye una oportunidad a partir de la cual realizar valoraciones sobre los diversos modos y modelos de producción cultural contemporáneos en relación a la función del arte en el espacio público y su incidencia en la “educación estética” del ciudadano”.
El análisis del Centro Cultural Alhóndiga de Bilbao desde la “Estética objetiva” desvela algunos de los motivos que propiciaron ambos fracasos, el de la edificación del centro cultural, y el de la proyección social y política que anhelaron sus promotores. Un punto de partida a partir del cual considerar, tanto la necesidad de redefinir el potencial político del arte, reconociendo y asumiendo las razones de su fracaso, como la importancia de los procesos de transmisión del saber de arte en la construcción de la ciudad.
Iskandar Rementeria (Bilbao, 1979) es licenciado en Filosofía por la Universidad de Deusto y doctor en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco UPV/EHU con una tesis doctoral dirigida por el escultor Ángel Bados que versa sobre la participación de Jorge Oteiza en el proyecto de Centro Cultural para la Alhóndiga de la cual obtuvo el Premio Extraordinario de Humanidades 2015. Anteriormente completó estudios de posgrado en Filosofía, Arquitectura y Escultura y es máster en Gestión Cultural por la Universidad de Barcelona. Entre otras becas obtenidas se citan la postdoctoral de la UPV/EHU, la beca de investigación de la Cátedra Jorge Oteiza – Universidad Pública de Navarra y la beca de investigación BBK – Museo de Bellas Artes de Bilbao. En la actualidad es profesor en el Máster Investigación y Creación en Arte en la Facultad de Bellas Artes e imparte docencia en el Departamento de Didáctica de la Música en la UPV/EHU.
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